Toda Organización es, en parte, por el gran flujo de energía que su gente aporta.
Si la misma no logra encauzarse dentro de la arquitectura comunicacional interna, por los canales formales, y no se administra ni gerencia el flujo que la regula, se produce una diversidad de efectos que atentan contra la calidad de vida del personal y por supuesto, afectan directamente a la productividad de la organización.
Por eso es importante que sus líderes estén atentos a detectar algunas de las patologías más comunes que puedan distorsionar el trabajo cotidiano y lograr modificarlas a tiempo. Algunos ejemplos.
Patología 1: Aceleración o agotamiento organizacional
Es común que los líderes empujen a sus equipos u organizaciones más allá de lo que su capacidad les permita.
Este fenómeno trae aparejado grandes esfuerzos, los cuales, muy probablemente, conduzcan a un agotamiento organizacional.
Por ejemplo, la exigencia de cambios más allá de las posibilidades de asimilación con la que cuenten los integrantes de una compañía, conlleva a una multiplicación de los conflictos internos, que afloran tensiones y dificultan la definición de prioridades.
Patología 2: Inercia
Otra de las patologías clásicas de las organizaciones tiene que ver con la provocación de un debilitamiento de la habilidad para aprovechar los recursos. Esto sucede, generalmente, tras un período de éxito o de bajo rendimiento, en el cual la compañía opera por encima de una media.
En el caso de que su desempeño esté, durante un tiempo prolongado, por debajo de su capacidad, obligará a una pérdida de elasticidad de la que le llevará un tiempo extenso recuperarse. Asimismo, esas situaciones traen aparejadas pérdida de confianza, debido a que las compañías tienden a volverse reactivas o pasivas.
Patología 3: la corrosión
La corrosión surge cuando la organización -por una situación simultánea de discordia interna- no puede defenderse con todo su potencial ante amenazas externas o, por el contrario, aprovechar oportunidades que brinde el mercado.
Esas discordias, no sólo rompen con la unidad necesaria para enfrentar los desafíos externos, sino que, además, canalizan la energía hacia las luchas internas.
En este punto de disfunción resulta de vital trascendencia la actitud que tome la alta gerencia. De hecho, si los miembros de la organización detectan que sus líderes actúan en función de sus propios intereses o demuestran poco compromiso con los desafíos externos, es casi un hecho que la pasión por su empresa, su optimismo y su colaboración se erosionen.
Lic. Lilia Ciamberlani
Estimada Lic. Lila Ciamberlini
Es un gusto encontrarse con estos artículos publicados, soy esstudiante de la Maestría en Comunicación Organizacional de la Universidad Justo Sierra en México, con agrado me encontré con su página de internet y ahora ya tengo las herramientas para poder exponer en mi siguiente clase, desafortunadamente los estudios en mi país sobre la comunicación de las empresas aún son incipientes sin embargo, no es una tarea imposible y a los que estamos estudiando en esta área tan importante de la comunicación tenemos ante nosotros un enorme reto, porque sin duda alguna y en estos tiempos tan complicados de la globalización es la comunicación organizacional la principal herramienta para salir avante de los cambios que esta globalidad nos tiene en puerta.
Muchas gracias por sus publicaciones
Es un gusto y un placer leerla.
Atte: Lic Verónica Torres Hernández
Estimada Veronica, te agradezco tus palabras y tu interes por la tematica.
Lamentablemente en nuestros paises latinoamericanos, se considera todavia que pensar en la calidad laboral de las personas es un gasto y no una inversion. Esta es la principal causa de las patologias organizacionales.