Toda caricia laboral parte de lo emocional. Es importante saber el qué queremos reconocer, identificar claramente su valor tanto si deseamos brindarlas a nuestro equipo, como a una persona en especial. Por otra parte, el impacto se produce en el nivel de explicación que podemos dotar a la emoción. Por eso el ¿por qué la otorgamos? está unido a la racionalización del reconocimiento. Nadie sabe si se emociona sino sabe el ¿Por qué?. Pero también es fundamental la forma de reconocimiento, es decir, el ¿cómo?
Si bien no es importante el valor económico del reconocimiento, sí lo constituye el simbólico, por eso es básico saber hacer el rito de cualquier reconocimiento. Por ej. elegir un momento especial, un lugar diferente, si será en público o en privado, quienes compartirán este reconocimiento etc. . Por último, se institucionalizará el reconocimiento creando un modelo, un precedente, luego una historia del reconocimiento. Para ello es fundamental que sea sistemático, habitual para que el equipo que sabrá que en algún momento puede ser reconocido y valorado por su superior.
Es importante tener en cuenta algunos pensamientos prácticos:
Nunca hay una segunda ocasión para causar una grata primera impresión. La espontaneidad es un plus de la caricia laboral.
La sinceridad se cuida por la proporción del reconocimiento. Ni la exageración ni la sobriedad son características de la sinceridad. Sí el elogio pausado y la crítica reflexionada.
Todo el mundo necesita sus minutos de éxito. La saturación del elogio en unos pocos genera pasar del reconocimiento al distingo y la diferencia, y por tanto, al trato desigual.
El reconocimiento debe tener eco. y claridad organizativa. No sólo se debe reconocer sino también se pretende dar a conocer a las demás la valía de la acción y del comportamiento.
El nivel de impacto de la caricia depende de su fondo emocional. Nadie puede impactar sin tener un componente emocional. Toda conducta de reconocimiento debe ser emocional, racional y ser un hábito de acción.
No dejemos de ser proveedores de estas caricias porque no sólo impactan sobre la calidad laboral sino sobre la productividad.