Liderazgo, comunicación y coaching en Instituciones de Salud

Un buen liderazgo es eficaz para la gestión y juega un papel fundamental en el logro de un cambio exitoso para favorecer la calidad de los servicios, la satisfacción de los beneficiarios de la atención, y reducir los costos asociados a los mismos.

Al analizar las competencias de liderazgo dentro de las Instituciones de Salud ,surge un interrogante referente a cuál es el papel de los directivos/ gerentes/Mandos Medios en la generación de procesos como componente de la dirección de los servicios de salud.

Para poder entender esta problemática es necesario contar con habilidades y herramientas blandas, que permita a los equipos ser liderados de una forma proactiva, motivadora y persuasiva.

El aporte de las habilidades blandas (skill soft) es muy importante, ya que corresponden a los atributos personales que ayudan a las personas a interactuar eficazmente con otras. Entre las habilidades blandas, también llamadas sociales, se destacan las habilidades de comunicación y la capacidad para trabajar en equipo.

Una investigación realizada por  la Universidad de Harvard indica que el 85% del éxito en el desempeño de un profesional se debe al buen desarrollo de sus habilidades blandas y personales.

Las habilidades o competencias que las Instituciones de salud requieren en la actualidad son en parte, habilidades duras y en otras blandas.

Las habilidades duras tienen que ver con lo aptitudinal, con el saber hacer, son todas aquellas competencias y conocimientos sobre un tema específico relacionadas con las técnicas de determinadas profesiones que permiten a los integrantes de los equipos de trabajo desempeñar su tarea eficientemente.

Mientras que las habilidades blandas tienen que ver con lo actitudinal y están asociadas al comportamiento de la persona, su desempeño social, liderazgo y manejo emocional, con la capacidad de relacionarse con otros, trabajar en equipo, comunicar, compartir información, conducir, motivar, escuchar y empatizar, trabajar colaborativamente y en red, etc. También implica la capacidad de gestionar el conocimiento adquirido con la experiencia en el trabajo y poder transmitir ese saber.

Las competencias o habilidades duras brindan soluciones a problemas técnicos, pero los problemas no solo se resuelven de manera técnica sino también con competencias o habilidades blandas que ayudan tanto al crecimiento personal como a potenciar a la Institución y sostenerla. Son fundamentales para la eficiencia y el desenvolvimiento en el trabajo, para lograr excelentes resultados, independientemente del conocimiento específico de la tarea.

Las habilidades blandas facilitan salir de la zona de confort e incentivan la creatividad. Permiten tener una mejor observación y mayor contacto con lo que sucede en el entorno para afrontar algún desafío profesional. En definitiva, son estas habilidades las que marcan la diferencia entre los equipos de alta performance, de los que no lo son.

La tríada de liderazgo, comunicación y coaching fortalece los hábitos y permite brindar herramientas blandas para que el liderazgo, dentro de las Instituciones de Salud,  se transforme  en el rasgo distintivo de  los profesionales y sus colaboradores y por ende de la organización.

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