La vuelta a la oficina: expectativa y nuevos desafíos

Después de varios meses de vivir situaciones diversas, cambios, incertidumbre y adaptarnos a una nueva forma de trabajar a partir del home office, nos vemos inmersos en un nuevo proceso de cambio: la vuelta a la oficina.

Pareciera fácil, pareciera “ que no nos va a pasar nada, si volvemos a lo nuestro” .Pero no es así. Todo cambió…

Todo cambio genera inseguridad, dudas, rechazos. Personas que no se adaptan. Personas que están felices por volver y otras no tanto porque querían seguir como estaban.

La zona de confort, para el ser humano, es clave y no quiere fácilmente modificarla.

Es importante que los líderes preparen este regreso y si no lo hicieron, aún están a tiempo

La vuelta a la oficina, es la vuelta a la rutina, que puede ser un escenario parecido o totalmente diferente.

Sea la oficina que sea, nos presentamos a un nuevo desafío. Queremos llevarlo lo mejor posible, para que los proyectos, resultados y el trabajo diario no se vean perjudicados.

Los líderes deben guiar el camino. Realizando una reunión preparatoria donde se hable de la situación vivida y por vivir, de cuáles son los nuevos objetivos y qué se espera de cada uno.

Es importante, al menos una semana, permitir adaptarse al cambio a todos y no pensar en la productividad, esto dará frutos a largo plazo.

Si la rutina que se realizó en el distanciamiento fue motivadora es bueno continuarla, si no lo fue pensar en algo más innovador.

Los objetivos tienen que estar nuevamente claros. Por eso definirlos en equipo, hablarlos, desmenuzarlos, es muy importante.

 Cada objetivo puede tener un hito o punto de control en su planificación. Con esta modalidad, los líderes podrán llevar un control mejor de la adaptación del equipo a la nueva situación de vuelta a la oficina y a la rutina del trabajo en ella.

En estos momentos las organizaciones deben ser cada vez más flexibles y capaces de adaptarse.

Las empresas están convocadas a tener que reconvertir sus procesos, adaptarlos y flexibilizarlos. Ser también muy flexibles con su personal, especialmente si uno de ellos no quiere volver a la empresa en este momento, porque las personas se dispusieron a teletrabajar y ponerse la camiseta en este periodo, sin haberlo elegido ni haber estado  preparados.

También deben tener flexibilidad en los procesos, equipos, jornadas y forma de trabajar. Si se adaptan y son prudentes, podrán sobrevivir, porque el panorama que tenemos al frente es incierto.

¿Cambió la cultura organizacional? ¿Hay un nuevo liderazgo?

Aunque todavía es muy temprano para asegurarlo, para varios la modalidad del home office dejó de ser ajeno para convertirse en una opción más para trabajar. Así también, puso en evidencia que es posible realizar las tareas en base a objetivos; que es posible fijar metas, promoviendo el auto cumplimiento de las mismas, por sobre el control.

La supervisión se ha cambiado por capacitación,  haciendo más eficiente la estructura de costos y mejorando sustancialmente los resultados y la satisfacción de colaboradores y clientes.

Los líderes se dieron cuenta de que no hace falta tener presencia física para estar presente, y en base a esto han aprendido a comunicarse, hacer visitas virtuales a sus colaboradores en otras locaciones, trabajar de forma colaborativa y compartir el conocimiento.

Con líderes ágiles, colaboradores comprometidos y flexibles a los cambios, las empresas se preparan para dar otro salto desde lo cultural y lo organizacional, en esta “nueva normalidad”

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